sábado, 17 de julio de 2010

Odio la canción del verano.


Si, lo pongo en singular porque al final siempre es la misma canción.

Y es que I'm a Barby girl que quiero bailar... toda la noche... la boooooooomba como los gorilas, colgado en tus manos, and replay, eso si, la barbacoa o el chiringuito que no falte.

Y es que todos los años nos asedian en radio, bares, discotecas pub's con las mismas canciones que, con un poco de suerte, acabas escuchando menos de 4 veces cada noche que sales de fiesta o a tomar algo con los amigos.

Por si fuera poco, durante el día, en la radio las repiten también, por si se te olvida la extensa, profunda y compleja letra que tienen y no puedes cantarla por la noche en el local de turno.

Si, hablo de esas canciones que cuando las escuchas un año después piensas “¿En serio yo he bailado esto?” Y si amigos, el alcohol hace estragos esas calurosas noches de verano, en que te ponen uno de estos “temazos” y lo gozas y lo cantas y lo bailas asereje...

Pero este odio visceral tiene un origen. Y fue ese magnifico inicio de siglo con la bomba. Fue un verano infernal, al que todos nos tuvimos que enfrentar con un movimiento sensual...

Ante la imposibilidad de vivir ajeno al bombardeo mediático, decidí dejar de escuchar las radio formulas, para buscar alternativas. Y así formar un gusto musical particular, mi gusto musical, y no el gusto musical que quieren que tenga.

De todas formas, tampoco es un caso aislado este de la música. Supongo que es mas fácil intentar que a todos nos guste lo mismo, que preocuparse por saber que le gusta a cada uno, e intentar crear un producto.

Por que al final eso hacen las multinacionales de la industria musical, crear un producto que nos meten hasta en la sopa para que nos guste si o si, independientemente de su calidad.

¿Cuando la música dejara de ser un producto, para volver a ser arte?

Pd: Waka Waka

Sr. Odio :^P