lunes, 25 de noviembre de 2013

Odio que conviertan la solidaridad en publicidad.

Y es que unos cardan la lana y otros crían la fama...

Veía hace unos días un documental que nos enseñaba con un buen gusto digno de alabar (sin sarcasmo), la realidad de los días posteriores al tifón en Filipinas. Nos daban el dato de que el 77% de la riqueza del país se concentra en 40 familias(en un país de más de 92 millones de habitantes, echad cálculos...) éstas, solidarizadas con la desgracia de sus compatriotas, habían donado kilos y kilos de alimentos.

El mismo día a otra hora veía como un grupo televisivo, que ingresó hace dos años 92 millones de euros, donaba para una causa infantil unos 6.000 euros (muchas gracias por su generosidad- ahora si que hay sarcasmo). La donación no llegará ni de lejos al beneficio económico que obtienen por llevar a cabo este gesto, pero ¡ey! somos guays.

Y diréis, ¿y esto a que viene?. Pues viene a que estos "desinteresados" gestos de los que más tienen, que son valorados como un ejemplo de solidaridad y responsabilidad social, en una escala relativa solo podrían ser calificados como insignificantes.

He aquí las contrapartidas:

El trabajo de cientos de voluntarios (dudo que ninguno de alta alcurnia) que clasificaban esos sacos de kilos y kilos de harina y arroz(manjares dignos de los paladares más exquisitos) para su reparto de 8 a.m. a 12 p.m, y esa señora de 90 años, que apenas llegaba a fin de mes con su pensión, y hacía una donación de 5 euros porque le rompía el corazón pensar en aquellos niños.

A éstos últimos, a lo sumo, les darán las gracias. Y probablemente, será en un acto público, a bombo y platillo donde el reconocimiento se convierta en una fuente de publicidad y volverán a sus casas, nuevamente como anónimas personas que  nadie parará por la calle y felicitará por haber hecho ese esfuerzo sin pedir nada a cambio. 


Que no nos engañen, que pocas veces el rico y la multinacional que donan dinero  lo hace de forma gratuita y altruista. Ese dinero es puro marketing e imagen, una inversión en publicidad para que su "marca" tenga más valor y recuperar ese dinero y más. Si de verdad fuera solo por la causa, harían su donación de forma anónima.


Es curioso ver lo sobrevalorado que está dar calderilla y hacerte una foto si eres famoso, en contraste con las personas que ofrecen su esfuerzo (material o no) y su tiempo. Tiempo que jamás van a volver a recuperar.

¿Algún día empezaremos a valorar los actos de ciudadanía como se merecen?

lunes, 18 de noviembre de 2013

Odio que las cosas se rompan.

Y es que siempre se rompen cuando más falta hacen, o en su defecto, se rompen todas a la vez.

Al igual que la luna se dedica a regular las mareas, existe un planeta (no se sabe a ciencia cierta cual es, pero recientes estudios coinciden con la posibilidad de que sea Mercurio, que claro, como está tan cerca del Sol, pues siempre está quemado y lo paga con nosotros) que se dedica a regular la vida útil de las cosas para que se rompan en el momento más inoportuno.

Porque ese mp3 que tienes funcionando toda la vida de manera inmejorable, se va a romper el día en que te habías comprometido a llevar música a una fiesta. Pero no se romperá hasta que el problema no tenga solución y sea demasiado tarde. Portátiles encargados de hacer presentaciones también van a tener un "modus operandi" similar.

A veces el problema no es sólo el que sea o no oportuno, es lo que vendría llamándose una reacción en cadena. Llega cuando menos lo esperas, y empieza de forma tímida. 

La frase: "Ui, parece que "x" (siendo x=aparato eléctrico o electrónico random) hace cosas raras hoy" suele ser señal de que empieza la fiesta. Porque "x" hará cosas raras, pero "y", "z", y así hasta acabar completando varios abecedarios, van a acabar fallando estrepitosamente en un breve periodo de tiempo.

Con los tiempos que corren a todos nos va bien cambiar nuestros pequeños juguetitos electrónicos (véanse smartphones, tablets, ordenadores, televisores...) o nuestros necesarios electrodomésticos todos de golpe.

Cuando una de estas rachas va unida con un mal día (en general) se forma un combo muy especial en las personas, pues ese odio crea un pequeño agujero negro en una parte aleatoria del universo.

Ante estas situaciones el Sr. Odio recomienda tranquilidad y desconfianza cuando parezca que todo ha acabado. Recordar la frase "si crees que nada puede ir peor, es que tienes poca imaginación" te puede ahorrar alguna falsa esperanza y por lo tanto algún disgusto.

¿Cuando dejará Mercurio de jodernos la vida?

Sr. Odio :^P

lunes, 11 de noviembre de 2013

Odio a la gente que va a comprar los días festivos.

Y es que llega la Navidad. El amor, la paz, la valoración del año que ha pasado y el consumismo salvaje e indiscriminado que lo cubre y ensucia todo.

Por estas fechas las grandes y pequeñas empresas se empeñan en abrir domingos, festivos y toda clase de días en que las personas deberían estar en su casa o en cualquier otro sitio disfrutando de la vida y no conformándose con eso, a veces incluso cerrando a horas intempestivas.

Pero si hay algo peor que los comercios abiertos que obligan a sus empleados/as a trabajar, es que haya clientes dispuestos a comprar.

Me pregunto: ¿No están los comercios abiertos suficientes días al año para ir a consumir, que tienes que ir un día festivo? Y me lleva a otra pregunta: ¿De verdad no tienes nada mejor que hacer un día festivo que ir a comprar?

No necesitas comprar nada a las 23h que no hayas podido ir a comprar cualquier hora normal del día, así que no te hagas el/la interesante porque no cuela. Si te aburres a esas horas te sugerimos alternativas como salir de copas,  ir al cine o ver el DVD de los mejores momentos de "Saber y ganar" comentado por Jordi Hurtado desnudo de cintura para abajo.

Porque claro, el hecho de que haya clientes justifica la apertura del local y consecuente "puteamiento" del trabajador/a.

En fin, desde Sr. Odio proponemos un "boikot" a los comercios, si tenéis que ir a comprar, no lo hagáis en días festivos ni horas indecentes, de verdad que el resto de días TAMBIÉN están abiertos.

Sr. Odio :^P


lunes, 4 de noviembre de 2013

Cómo utilizar un ascensor

Todos hemos utilizado un ascensor. Es más, la mayoría los utilizáis a diario, pero eso no quiere decir que sepáis hacerlo correctamente. Si sigues estas simples instrucciones, aprenderás no solo a utilizar el ascensor, si no a hacer de cada viaje una experiencia placentera. Acompáñanos.

Paso 1. Cuando llegas al lugar donde vas a esperar el ascensor, debes fijarte si hay alguien más esperando. Si es el caso, saluda amablemente (según proceda) mostrando tu mejor sonrisa.

Paso 2. En el caso de que nadie lo haya hecho anteriormente, es el momento de llamar al ascensor. Si solo tiene un botón, deberás pulsarlo y esperar. En el caso de que tenga más de uno, deberás decidir en que dirección deseas ir (subir o bajar), una vez lo sepas debes pulsar ÚNICAMENTE el botón que indique la dirección en la que quieres ir.

Paso 3. Esperar a que el ascensor llegue. Es recomendable hacerlo a una distancia prudencial de la puerta. Recientes estudios han demostrado que esperar el ascensor a medio palmo de la puerta para entrar rápido, no hace que este vaya más rápido ni que las puertas se abran antes.

Paso 4. Una vez el ascensor abra sus puertas, asegúrate de que ninguna de las personas que esté dentro desee salir, en caso de que las haya, deja espacio para que las personas puedan bajar tranquilamente.

Paso 5. Entra en el ascensor, si hay más gente esperando para entrar, no es necesario entrar el primero, siempre está bonito ceder el paso sin llegar al absurdo.

Paso 6. Si hay personas en el ascensor, repite el saludo del paso 1 (según proceda), mostrando tu mejor sonrisa.

Paso 7. Si has quedado cerca de la botonera, pregunta a los que han entrado contigo a que piso van, y marca todos los pisos (incluido el tuyo). En caso de quedar lejos, si nadie lo ha hecho ya, accede tranquilamente a la botonera para pulsar tu piso.

Paso 8. Durante el viaje, despide a los viajeros que vayan abandonando el ascensor, y de la misma manera, recibe con un saludo a los nuevos viajeros, siempre mostrando tu mejor sonrisa.

Paso 9. Por último, cuando llegues al piso deseado, sal de forma ordenada del ascensor, despidiéndote con tu mejor sonrisa de las personas que queden en el.

Y esto es todo por hoy, espero haber hecho vuestra vida un poco más fácil y sobre todo más agradable.

¿Sencillo verdad?

Sr. Odio :^P