lunes, 31 de marzo de 2014

Odio la gente que tira la basura al suelo.

Y es que nos gusta ensuciar sobre todo cuando no tenemos que limpiarlo.

Vamos a empezar la entrada fuertes, haciendo una primera revelación:

"Si tiras algo al suelo, permanece en el suelo."
Sr. Odio 31/03/14

Puede que se lo lleve el viento, pero el viento no es un agujero negro que lo va a hacer desaparecer, el viento simplemente lo cambia de lugar. 

Recientes estudios realizados por la universidad de Roca-Cúper también han demostrado que el papel/chicle/envoltorio/lata/loquesea no se desintegra en contacto con el suelo, con lo que el 100% de las cosas que caen al suelo se amontonan.

Quiero pensar que para la mayoría de personas es una evidente falta de educación, pero hay un sector que no sólo no lo ve como una falta de educación, si no que lo ve como algo necesario (sí, sigo hablando de la gente que tira basura al suelo). Reconoceréis a estas personas muy fácilmente, pues utilizan orgullosos la frase: "Estoy generando empleo, si la gente no tira la basura al suelo, los barrenderos no tendrían trabajo." Poco que comentar ante este "demoledor" argumento.

Este tipo de gente, convencida de su estilo de vida, acostumbran a tirar las cosas con ímpetu. QUE SE NOTE que soy una persona responsable y comprometida con el prójimo, velando por su estabilidad laboral (o algo similar debe pasar por su mente).

Simplemente se trata de educación y sentido común. Y para que veáis que no sólo nos gusta odiar, si no también dar soluciones, vamos a hacer un pequeño esquema por si hay dudas de que hacer ante el momento crítico en que te comes una chocolatina y te quedas con el papel en la mano.



Siguiendo estos sencillos pasos podemos mantener nuestra ciudad/pueblo/aldea/pedanía un poco más limpia. Os dejamos la imagen para la que compartáis con vuestra familia amigos y conocidos.

¿Cuándo dejaremos de ser tan egoístas?

Sr. Odio :^P

lunes, 24 de marzo de 2014

Odio ir de compras.

Y es que aborrezco el consumismo.

Esta historia la conocemos todos y suele empezar con la inocente frase "Me hacen falta (y pondremos por ejemplo) unos pantalones", aunque se dan casos peores en que la frase es aún más inocente: "Voy a dar una vuelta a ver si veo algo".

En ese momento empieza el juego. El juego consiste en entrar de tienda en tienda intentando esquivar dependientes/as que te asaltan. 

Hago aquí un paréntesis y explicación sobre casos de tiendas donde preparan emboscadas dignas del mejor estratega. Entras confiado, la persona de la caja te saluda y no ves a nadie más, te relajas ¡ERROR! (En una tienda nunca hay que relajarse) Cuando ya te has adentrado demasiado aparece el primer ataque, de frente pero inesperado. ¿Te puedo ayudar? quizá pienses que lo has esquivado con un "No, gracias, solo estoy mirando" pero sin darte cuenta ya te han cortado la huida con ofertas, descuentos y  solo Dios sabe con qué más artes oscuras.

Volviendo al tema, buscar de tienda en tienda aquello que necesitas es complicado. Lo que te gusta, no tienen tu talla. De lo que tienen tu talla, no tienen el color que te gusta. La prenda del color que te gusta, no te sienta bien. La que te sienta bien no se acopla a tu presupuesto. La que se acopla a tu presupuesto, no te gusta y vueeeeelta a empezar.

Y claro, este círculo vicioso que se repite en cada tienda mientras intentas despistar  dependientes sedientos de comisiones crea más tensión que una partida de Monopoly, Jungle Speed o el UNO combinados en un único juego.

Para terminar comentar que dejaremos el "ir de compras en rebajas" para otro momento, porque este tema se merece una guía de supervivencia.


Sr. Odio :^P
 

lunes, 17 de marzo de 2014

Odio que la gente me cuente su vida

Y es que la gente tiende a pensar que su vida es mucho más interesante de lo que es en realidad. 

Será una cuestión de percepciones, supongo, y que con esto de tanto odiar, lo que no genera horribles sentimientos en mi interior me resulta insubstancial. Pero el caso es que cada día me aburren más las historias de la gente. 

No hablo de las historias de nuestras amistades o familiares (que esas, aunque nos importen un comino, nos las tenemos que tragar como parte del protocolo social).

Existen un tipo de personas que aprovechan cualquier ocasión para desahogarse de sus penas: tengo mil problemas que no puedo solucionar…, no tengo trabajo…, no tengo dinero…, la enfermedad me acecha…, me ha dejado mi pareja… No es cuestión de querer ser insensible, pero aquí cada cual, que se aguante su vela. ¿Ir aireando por ahí tus intimidades va a ayudarte a superarlas? Pues seguro que no. Será un desahogo y si empatizan contigo igual te sientes un poco mejor durante un ratillo, pero poco más. 

Pero quienes son de verdad insoportables y no tienen excusa de ningún tipo son las personas que se quieren más allá de lo impensable y desean que les queramos tanto o más. Llamar a esas personas narcisistas no es suficiente y habría que inventar alguna otra palabra para definirlas. Son las mejores en todo, o como mínimo en su campo y aprovechan cualquier ocasión para hacértelo saber. No les importa si te impresionan o no, que aunque pongas tu mejor cara de póquer mientras alardean de sus miles virtudes y la magnificencia de sus actuaciones, se van a ir con el convencimiento de que te has enamorado y que les vas a tener en el pensamiento durante mucho tiempo.

La comunicación es un asunto complicado, y menos operativo de lo que debería, así que mientras encontremos la forma de evitar a estos monologuistas del ego, lo mejor será seguir asintiendo con la cabeza y soltando muletillas en el momento adecuado mientas pensamos en nuestras cosas, y en a quién se las vamos a contar en cuanto podamos.


Sr. Odio :^P

lunes, 10 de marzo de 2014

Odio el día de la mujer


 Y es que cuando se celebra un día mundial de lo que sea, malo para quien se homenajea. Cuando la humanidad te dedica un día, es porque te ha puteado mucho.

No existen los días mundiales de algo “guay”, los días mundiales no son para celebrar un acontecimiento feliz.  En la mayoría de ellos se reivindican derechos, conciencia de una realidad que debe cambiarse o simplemente se recuerda un trágico acontecimiento. (Vengo refiriéndome a los días mundiales serios; el día mundial de bajarse los pantalones en el metro no cuenta )

Este sábado les tocó la fiesta a las mujeres. Las mujeres son las personas que vienen a ser la mitad de la población, y a quienes se les dedica un día para recordarnos que no se las trata igual que a la otra mitad.

Fuera de cualquier lógica, sus derechos no son los mismos que los de las personas incluidas en la categoría masculina.
Esté escrito o no, los recortes para las mujeres abarcan todos los ámbitos; dentro y fuera de casa, en el trabajo, en cuestiones económicas, en poder de decisión (incluso en el que afecta a sus propias vidas), sobre lo que hace y lo que puede hacer, sobre su cuerpo y su aspecto, sobre lo que debe decir e incluso en lo que debe pensar, represaliándolas cuando no cumplen con estas imposiciones.
Se les condiciona para que transmitan este mensaje a sus hijas, creando nuevas generaciones de mujeres sumisas, que acaten esta realidad impuesta sin plantearse que existe otra y convirtiendo a cualquiera que diga lo contrario en persona non grata, acusándola de romper un equilibrio que, en realidad, nunca ha existido.

No odio el día de la Mujer porque no haya un día del Hombre.

Odio el día de la Mujer porque mientras lo haya significará que la mitad de la población sigue estando puteada.


Sr. Odio :^P


lunes, 3 de marzo de 2014

Odio que comprar una pila se convierta en una odisea (Segunda parte)


¡NO PODÍA CREERLO! salió con una pila, mi pila, la pila que iba a dar poder de nuevo al mando del coche. Por fin la mágica y mística pila de botón de 3V estaba en mi poder, o eso pensaba yo hasta que saqué la cartera para pagar y el caballero me dijo: "No no, aquí no se paga, tienes que pagar en caja", apareciendo en mi faz la segunda cara "WTF?"

Me explicó que debía seguir un pasillo, y que al final de este encontraría mi destino, o a la cajera en su defecto, así pues con la factura en una mano y la pila en otra, empecé a caminar. A mi izquierda iban quedando atrás una mesa de oficina vacía tras otra, debidamente separadas por paneles.

Casi llegando al final (5), entre panel y panel, vislumbre un cochecito de bebé (que no era Seat) y una chica ocupaba la mesa. Antes de abrir la boca me indicó amablemente que ella no cobraba y que sus compañeras se habían ido ya. Mi tercera cara "WTF?" se dejaba ver mientras me explicaba que debía seguir el pasillo, salir de nuevo al concesionario, y que donde viera dos mesas juntas, ahí debía pagar. Le agradecí la información y de nuevo retomé me camino.

Mientras caminaba miré el móvil, me quedaba poca batería, quizá era el momento de avisar en casa de que igual no llegaba a la cena. Pasé junto a dos mesas juntas, pero vacías (7) y un poco más adelante vi a un hombre en un despacho (6). Es cierto, no coincidía con la descripción del lugar donde tenía que ir, pero no había nadie más en aquel páramo desangelado.

Le pregunté si podía pagarle una pila (recordemos que estoy intentando comprar una pila, nada más y nada menos) a lo que en tono jocoso me contestó: "Si, claro, pero no valdrá de nada porque me quedaré el dinero", al ver mi cuarta cara "WTF?" me explicó que debía volver sobre mis pasos a las mesas vacías (7) y esperar a que una de sus compañeras viniera a cobrarme.

Esperé paciente intentando invocar a alguien que viniera a cobrarme la pila. Al poco, no sé si por mis rituales o porque la chica vino y punto, apareció la persona específicamente encargada de cobrarme una pila. Por fin, no sabía muy bien como ni el tiempo que había pasado, pero aquella pila de botón ya me pertenecía por derecho. Era mía y podía hacer con ella lo que me viniera en gana, casi había olvidado para que la quería. Conseguir la pila se había convertido en un fin en si mismo, en lugar del medio por el que el mando de mi coche iba a funcionar de nuevo.

Pero recuperé la cordura, la pila era para el mando por mucho que me entraran ganas de enmarcarla y ponerla con un rotulo bien visible que dijera: "El mayor logro de mi vida". Debía centrarme en el objetivo final, así que volví al taller en busca del encargado que me cambiara la pila (recuerdo que me habían dicho que fuera a cambiar la pila a la casa donde compré el coche, por si la llave se desconfiguraba).

Una vez en el taller, empecé a buscarle, ya quedaba poco aunque cada vez era más tarde y por lo tanto más oscuro, yo sin embargo veía la luz al final del túnel, o del taller. Tuve que adentrarme hasta las profundidades más recónditas de nuevo (8) para encontrarle. Cuando llegué le dije que ya tenía la pila, que ya se podía cambiar. Extrañado, cogió el mando y lo miró como si fuera un objeto que nunca hubiera visto. Mira la llave, me mira y me dice: "Es que los mecánicos se han ido a casa ya, si quieres puedo intentar cambiarla yo". Adivinad, si, es el momento de mi quinta y última cara "WTF?".

Tomé aire lentamente, todo parecía acabado... después de tanto esfuerzo, tantas penas, mi mando iba a quedar inerte, sin fuerza. No sabría que sería de mí, ¿me tocaría volver otro día? Y si es así ¿tendría tanta suerte como este y podría salir de allí con vida o quedaría vagando para siempre como el hombre que soñaba con máquinas expendedoras?

Ya estaba a punto de irme cuando le dije: "Es que me dijeron que el mando se podía desprogramar si se le cambiaba la pila sin más". El cielo se abrió y sonaron las trompetas cuando el encargado dijo: "No, si no se desprograman".

Eso quería decir que yo mismo podía cambiar la pila... Eso quería decir que yo mismo podría haber cambiado la pila... Eso quería decir que podría haber comprado la pila en cualquier lugar.

Pero daba igual, lo hecho hecho estaba, no era el momento de mirar los errores del pasado, si no mirar al futuro, un futuro donde el mando de mi coche funciona.

Sr. Odio :^P