domingo, 29 de enero de 2012

Y el séptimo día odió esta sociedad sedada.

Y es que en algún momento, y sin darnos cuenta, hemos pasado de ser un país de pandereta, a no llegar ni a república bananera. Vivimos en un país dormido. No entiendo bien que pasa. Pero se están riendo en nuestra cara, nos toman el pelo continuamente, y no hacemos nada.

No sé porqué pierden el tiempo y dinero con juicios, si después de todo, es un paripé, o simplemente no vale para nada. En este país es BARATO matar si sabes esconder un cadáver, y GRATIS si robas y tienes dinero para pagar tu inocencia.

Gente que tiene dinero para aburrir, y que con cualquiera de sus problemas económicos a la mayoría nos daría la risa, roban y hacen desaparecer millones como si fueran céntimos que caen por la alcantarilla. Y ¿Por qué? ¿Por qué pueden y es gratis? Sólo por eso.

Después somos los ciudadanos de a pie, los que en el mejor de los casos, damos las gracias por levantarnos pronto por la mañana para trabajar, los que pagamos el pato. No sólo lo pagamos, si no que encima nos intentan hacer creer que somos los culpables.

Sindicatos comprados con subvenciones del gobierno. Ciudadanos comprados por ayudas de 400 € al mes. Desde luego, los titiriteros saben como mover los hilos. Pero los hilos se rompen si se fuerzan mucho.


Sinceramente, a veces me gustaría estar en un lugar donde alguien se levantara con ganas de cambiar las cosas, y cambiarlas por las buenas o por las malas. Debemos estar muy dormidos, si a estas alturas no estamos quemando cosas y defenestrando a los responsables de esta situación.

¿Cuándo dejaremos de permitir que nos tomen el pelo?

Sr. Odio :^P

3 comentarios:

  1. sera asi hasta q la sociedad aprenda a votar y a preguntarse sobre sus deseos, besos

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  2. Mejor será que esta sociedad no vote hasta que no cambien las cosas.Un saludo

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  3. Es complicado, votar o no votar... Yo creo que hay que votar, eso si siempre un voto meditado y responsable, y por supuesto, en el caso de que exista alguna alternativa que sea muy proxima a tus ideas. Tambien es cierto que votar, tal y como están las cosas, da un poco igual, porque al final no gobierna a quien votamos, gobiernan los mercados.

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