lunes, 3 de febrero de 2014

Odio los enchufismos


Y es que en este país, la cultura del enchufe se practica a diestro y siniestro. 

Ya sea para colocarnos en un puesto de trabajo, colarnos en una prueba médica o que nos den mejores condiciones en la hipoteca, siempre revisamos nuestra lista mental de contactos antes de empezar el trámite por la vía ordinaria.

Socialmente no está bien visto que nos enchufen. Decir que te han enchufado, colado o mejorado las condiciones nos resta credibilidad social. Pone en duda nuestra capacidad para conseguir las cosas con nuestros propios medios, así que lo disfrazamos  siempre que podemos.

Pero criticar a los enchufados, eso si que mola. Da igual que seas el cuñado del presidente, que a ti dieron el trabajo porque tu curriculum demuestra que tu perfil era el mejor para ese puesto. Eso si, el hermano del consejero de dirección es un enchufado de libro. Si los enchufados estuvieran preparados para el puesto de trabajo que van a desempeñar, por lo menos podrían justificarlo con que se necesita a alguien de confianza, el problema es que este caso se da en poquérrimas ocasiones.

El mundo de los enchufismos tiene sus propias normas no escritas, sus trampas legales y su propio vocabulario. Todos lo sabemos, pero la mayor parte del tiempo lo ignoramos y hacemos como si no existiera, no sea cosa que algún día nos enchufe alguien, y nos tengamos que tragar nuestras propias palabras. Aunque bueno, si nos han elegido, seguro que es por nuestra capacidad...



¿Quién renunciaría a un buen enchufe por principios?

Sr. Odio :^P

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